jueves, 7 de marzo de 2013

Depende...¿de qué depende?

Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Y entre tanto, DEPENDEMOS. La dependencia nos acompaña  a lo largo del ciclo vital aunque luchemos constantemente por desplazarla.

Comenzamos la vida con una dependencia total de nuestros cuidadores, orientada a la supervivencia. La adolescencia es motivo de conflicto entre generaciones por los desequilibrios derivados de dos fuerzas opuestas: la independencia ansiada del adolescente que a la vez depende de sus progenitores. Durante la adultez, conseguimos ser independientes en ciertas facetas como la económica o laboral, mientras que con la vejez llegan otras nuevas formas de dependencia como la física, la social, e incluso la económica.

Por otra parte no hay que dejar escapar, que cuanto más evolucionada es la sociedad, mayor es nuestro nivel de dependencia. Dependemos de los electrodomésticos para cocinar y conservar los alimentos, de los medios de transporte para desplazarnos, de las nuevas tecnologías para comunicarnos. En definitiva, nuestro modelo de sociedad potencia en gran medida la dependencia. Vivimos en constante lucha para que en el difícil equilibrio uso-abuso, la dependencia no nos gane la batalle definitiva.

Los desequilibrios que se producen en las diferentes etapas de nuestra vida y la forma de resolverlos, dependen  en gran medida de los logros conseguidos en etapas anteriores. Por ejemplo, si tras un desequilibrio en nuestra salud adoptamos una actitud de autocuidado, dependeremos con menor probabilidad de ciertos fármacos para sobrevivir en la vejez, y si mantenemos un estilo de vida saludable, tendremos más posibilidades de retardar la dependencia física disfrutando de un envejecimiento activo. En este hecho se basa el enfoque de life-span (ciclo vital), cuyo mayor representante es Baltes y que se centra en explicar el desarrollo y la adaptación personal considerando importantes todas las etapas de la vida, a través de una visión más compleja del desarrollo humano que se contemplará en otros posts.

Personas, sustancias, objetos, o incluso nuestro propio pensamiento, pueden ser en mayor o menor medida a lo largo de nuestra vida motivo de dependencia. 

Y tú...¿de qué dependes?

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